Tengo 57 años y tengo orgasmos múltiples por primera vez

En la entrevista de esta semana de Love, Actually, que explora la realidad de la vida sexual de las mujeres, hablamos con Andrea (un seudónimo), que se divorció hace dos años a la edad de 55 después de un matrimonio de 35 años, y ahora está disfrutando de orgasmos múltiples por primera vez en su vida.

Estuve casada durante 35 años, y hace dos que me divorcié. El matrimonio empezó a ir cuesta abajo cuando nació mi hijo menor, hace 25 años, pero me quedé por su bien. Hace unos siete años estaba usando el ordenador de mi marido un día y descubrí que había estado buscando sexo en línea con otros hombres. No me sorprendió del todo.

Aparte de eso, no habíamos tenido una vida sexual muy buena en ningún momento. No estaba contento con mi cuerpo; me avergonzaba porque tenía sobrepeso. Me pellizcaba la grasa cuando teníamos relaciones sexuales. Pensé en dejar el matrimonio, pero nunca estuve a punto de hacerlo. No me maltrataba y quería que mi hijo tuviera una base estable hasta que se fuera de casa a la universidad.

Cuando nos divorciamos, me sentí triste y aliviada a la vez. Había estado casada más tiempo del que había estado soltera en mi vida. ¡No había tenido una cita en 37 años! Nuestro matrimonio había llegado a un punto en el que ni siquiera había tenido sexo en cinco años. Pensé que iba a estar soltera para siempre. Muchos de los hombres que conocí en los sitios de citas tenían banderas rojas ondeando. Mi seguridad económica era aparentemente una rareza. Cuando le dije a un hombre que me había comprado una casa recientemente, me dijo que su contrato de alquiler terminaba a final de mes y que estaba buscando un lugar para vivir. Pensé, no vuelvas a escribirme.

Conocí a un tipo que ahora llamo mi aventura post-divorcio. Era 11 años más joven que yo. Fue agradable volver a salir, pero sabía que no tenía potencial a largo plazo. No podía seguir mi ritmo en la cama. Yo tenía un deseo sexual mucho mayor. Había fines de semana en los que él venía y decía «no tengo ganas de sexo este fin de semana». Eso me hacía sentir que estaba un poco sobreexcitada porque aquí había dos hombres, él y mi marido, que no querían tener sexo conmigo.

Me mudé a una zona rural por un nuevo trabajo hace ocho meses. Soy psicóloga, así que es difícil salir con alguien de mi entorno inmediato. Volví a conectarme y conocí a un chico que vive a 90 millas de distancia. Tiene una lesión en la médula espinal y utiliza una silla de ruedas, así que decidimos que yo conduciría hasta donde él vive. Nuestra primera cita fue en un Home Depot. Él tenía que ir de compras, así que compramos juntos y luego hablamos en su coche durante cuatro horas. No estaba muy segura de si yo le gustaba. Uno de mis amigos del trabajo dijo: «Si hablaron durante cuatro horas, le gustaste».

Pensé que si no encajaba, no encajaba. Pero para cuando llegué a casa, tenía el correo electrónico más dulce de él. Fue un cortejo lento. No nos vimos durante unas semanas. Pasaron probablemente tres meses antes de que me besara. Una noche estábamos viendo la televisión. Me dio un beso y en cinco minutos me quitó el sujetador; pasamos de cero a 60 en un abrir y cerrar de ojos. Enseguida, nuestra conexión fue eléctrica. Tuvimos el mejor sexo que he tenido en mi vida, y seguimos haciéndolo.

Con otros hombres con los que he estado, sentí que su objetivo era, quiero llegar al punto de meter mi pene en ella. Después de hacer eso durante dos o tres minutos, si ella tiene un orgasmo, genial, si no, oh bueno. Pero con la pareja con la que estoy ahora, está muy concentrado en mi orgasmo. Él no puede tener un orgasmo de la manera tradicional, así que se centra sobre todo en mi placer. Está muy concentrado en encontrar mis zonas erógenas. Hay muchos besos y toques, por todas partes. Tenemos algo de sexo con penetración, pero requiere creatividad. El sexo dura mucho más, pero no tenemos prisa. Cuando estoy allí, rara vez salimos de la cama. Estamos en la cama todo el fin de semana; salimos de la cama para pasear al perro y comer.

Me siento como una diosa, sinceramente. No soy lo que la mayoría de la gente consideraría una mujer tradicionalmente atractiva. Soy de mediana edad y estoy un poco abultada, pero para él, soy hermosa. No puede dejar de tocar cada parte de mi cuerpo. No es como cuando mi marido me pellizcaba la grasa. A mi pareja le encanta que mi cuerpo tenga el aspecto que tiene. No me avergüenza de ninguna manera. Me dice que ande con todo lo que pueda.

No extraño ninguna de las cosas que solía hacer con otros hombres porque él es muy atento. Puede llevarme al orgasmo una y otra vez; parece que se deleita en ver cuántas veces puede hacer que eso ocurra. No podía hacer eso con otros hombres, con los que el sexo se limitaba a meter el pene en la vagina y, cuando se acababa, se acababa. Me alegro de haberme dado cuenta por fin de que podía tener tantos orgasmos, pero lamento que haya ocurrido tan tarde.

No es sólo sexual. Lo considero mi pareja. Mis dos hijos mayores saben de él, pero aún no lo conocen. Ni siquiera sabía que existía este tipo de conexión. Nunca he tenido que tratar de ser algo que no era sólo para mantenerlo feliz.

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